Esta foto del periodista Jesús Abad colorado se refiere a una de las miserias humanas más terrible como es el desplazamiento forzado de seres humanos por culpa de la guerra, una guerra que vivimos ya hace más de 40 años.
Desplazados, casi siempre campesinos que con las manos en la tierra, han logrado germinar frutos para ti, para mí. Y es que no nos ha tocado salir corriendo de nuestros hogares con el miedo pegado a nuestras espaldas, no hemos abandonado todo en un solo instante nuestra familia, los animales , la tierrita , mientras una bala o una mano se nos pegan del cuello. Esa realidad no es la nuestra. Hemos oído hablar de estar entre dos fuegos, pero no vivimos minuto a minuto, las sombras de la muerte.
Hombres y mujeres con niños corriendo por la selva que se dirigen a un futuro incierto. Van sin rumbo. Sintiendo el miedo y el corazón de ellos con su palpitar fuerte, la respiración no les alcanza y el sudor empapa su cara. Cuentan con poco tiempo, esta huida es sinónimo de garantía para seguir viviendo. No conocemos esos destinos impredecibles que es llegar a una ciudad nueva a otra selva pero de cemento, ¿cómo conseguir el sustento? ¿de que se va a vivir? Y sin embargo nos quejamos de todo. Dormimos plácidos todas las noches en nuestras camas. Siempre tenemos un plato de comida una familia, pero nunca esos actos de las personas desplazadas tan llenos de coraje, no nos han acercado a la muerte. Y decimos que somos infelices.
Y luego una primera noche en una ciudad cualquiera… Muchas veces como una solución desesperada de las mujeres: la venta de sus cuerpos para sobrevivir y dar de comer a sus hijos, los hombres como esfinges sin saber que hacer muchos son victimas de los vicios de la ciudad el alcohol y las drogas.
Cuantas noches no pasaran con recuerdos incesantes: la pérdida de su tierra, cuántas lágrimas rodarán por sus mejillas con la imagen de sus familias inocentes, asesinadas y abandonadas en la selva. Mis pensamientos finales: ¡somos tan afortunados!
La guerrilla y otros grupos armados no toman conciencia del daño que ha causado en Colombia, el desplazamiento y el sufrimiento de personas que tienen que vivir a diario con un peso encima y a eso súmele el dolor de la indiferencia por parte de la ciudad que no entiende su desgracia , con una carga mas por no tener paz en sus vidas al tener que someterse en la soledad y en oscuros pensamientos llenos de sangre y hombre violentos, atentados, asesinatos y sin conciencia piensas que solo esto es un juego, pero los que tienen que sufrir este flagelo es una maldición,
no tenemos conciencia al hacer lo que verdaderamente es lo correcto sus acciones a su debido tiempo esto es lo que nadie ve, lo que muchas personas critican sin saber las cicatrices que más adelante marcan un dolor mas profundo y el odio y el rencor de aquellos que fueron desplazados, pero ellos no buscar ayuda de terceras personas si no que pagan el daño con venganza y la solución que ellos piensan esta en sus manos, son muchos los desplazados pero pocos los recursos para ayudarlos y darles una mejor vida.
Desplazados, casi siempre campesinos que con las manos en la tierra, han logrado germinar frutos para ti, para mí. Y es que no nos ha tocado salir corriendo de nuestros hogares con el miedo pegado a nuestras espaldas, no hemos abandonado todo en un solo instante nuestra familia, los animales , la tierrita , mientras una bala o una mano se nos pegan del cuello. Esa realidad no es la nuestra. Hemos oído hablar de estar entre dos fuegos, pero no vivimos minuto a minuto, las sombras de la muerte.
Hombres y mujeres con niños corriendo por la selva que se dirigen a un futuro incierto. Van sin rumbo. Sintiendo el miedo y el corazón de ellos con su palpitar fuerte, la respiración no les alcanza y el sudor empapa su cara. Cuentan con poco tiempo, esta huida es sinónimo de garantía para seguir viviendo. No conocemos esos destinos impredecibles que es llegar a una ciudad nueva a otra selva pero de cemento, ¿cómo conseguir el sustento? ¿de que se va a vivir? Y sin embargo nos quejamos de todo. Dormimos plácidos todas las noches en nuestras camas. Siempre tenemos un plato de comida una familia, pero nunca esos actos de las personas desplazadas tan llenos de coraje, no nos han acercado a la muerte. Y decimos que somos infelices.
Y luego una primera noche en una ciudad cualquiera… Muchas veces como una solución desesperada de las mujeres: la venta de sus cuerpos para sobrevivir y dar de comer a sus hijos, los hombres como esfinges sin saber que hacer muchos son victimas de los vicios de la ciudad el alcohol y las drogas.
Cuantas noches no pasaran con recuerdos incesantes: la pérdida de su tierra, cuántas lágrimas rodarán por sus mejillas con la imagen de sus familias inocentes, asesinadas y abandonadas en la selva. Mis pensamientos finales: ¡somos tan afortunados!
La guerrilla y otros grupos armados no toman conciencia del daño que ha causado en Colombia, el desplazamiento y el sufrimiento de personas que tienen que vivir a diario con un peso encima y a eso súmele el dolor de la indiferencia por parte de la ciudad que no entiende su desgracia , con una carga mas por no tener paz en sus vidas al tener que someterse en la soledad y en oscuros pensamientos llenos de sangre y hombre violentos, atentados, asesinatos y sin conciencia piensas que solo esto es un juego, pero los que tienen que sufrir este flagelo es una maldición,
no tenemos conciencia al hacer lo que verdaderamente es lo correcto sus acciones a su debido tiempo esto es lo que nadie ve, lo que muchas personas critican sin saber las cicatrices que más adelante marcan un dolor mas profundo y el odio y el rencor de aquellos que fueron desplazados, pero ellos no buscar ayuda de terceras personas si no que pagan el daño con venganza y la solución que ellos piensan esta en sus manos, son muchos los desplazados pero pocos los recursos para ayudarlos y darles una mejor vida.
FOTO tomada de www.elcolombiano.com
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